Así como este texto, las ideas que engendraron el siguiente proyecto, comenzaron en el espacio. En ese momento suponía que las condiciones del espacio eran responsables de las sensaciones que devenían al vivir en él, condiciones que yo establecía con mi mirada, profundamente llena de sensación; se descubrió un bucle que no decía nada.
Eventualmente sobrevino la certeza, ahí, justo en el centro de nada; y se sintió como se siente una certeza al sobrevenir: una gran ola de viento que atraviesa el cuerpo completo y crispa los vellos de la piel. En el instante en que abracé el absurdo del bucle, desaparecieron las direcciones y todo era vacío; dibujé una línea porque necesitaba sentir que algo cambiaba si me movía. Comencé a buscar, sabiendo con seguridad, que no había razón para el movimiento, no la requiere; me movía porque sí o porque no, buscaba para nada.